Tocábamos porque el océano es grande y da miedo, tocábamos para que la gente no notara el paso del tiempo, y se olvidara de dónde estaba, y de quién era. Tocábamos para hacer que bailaran, porque si bailas no puedes morir, y te sientes Dios. Y tocábamos ragtime porque es la música con la que Dios baila cuando nadie lo ve.
Con la que Dios bailaría si fuera negro.
*Alessandro Baricco, Novecento