sigue respirando agitada,
el vidrio decide quedarse en sus ojos.
Ella necesita gritar,
quiere correr y esconderse entre los árboles.
No volverá,
navegará por la ciudad,
se emborrachará con los faros
y olvidará el dolor.
Más siempre se le pasa,
es sólo la locura que se esconde entre suspiros.
El tiempo la pondrá en otro lado
y el vidrio dejará correr las lágrimas.
Ella sigue su camino a lo largo del parque.