tosió todos las pisadas por la noche.
Ahora vuelve a pegar nuestros caminos a su antojo
para hacernos chocar
y creer que nos perseguimos.
Llora un poco por los atropellos
que sentirá en un rato,
lágrimas multicolores se juntan en la acera.
La calle respira por los hoyos,
luego exhala un vapor invisible por las grietas.
Después cruje
y vuelve a hundirse en el suelo.