Eras tan pequeña cuando creíste perder la cabeza.
¿Acaso no te diste cuenta que estaba encadenada a tu cuello y sólo se había caído?
¿Puedes verla ahora?.
Ayer perdiste tu corazón, o eso creíste
porque está encadenado a tu cuello pero lo botaste sin notarlo.
¿No escuchas como lo arrastras junto a tus pies?.
Estás tranquila
porque sabes que la quinta esencia lo es todo.
Pero, ¿acaso eres ciega, o sorda?,
¿lo haces a propósito? ¿o no sientes?.
La respuesta es simple:
nunca recoges lo que está en el suelo.