miércoles, 19 de mayo de 2010

Vapor de madrugada

Se hunden los pasos en el lodo. El pasto no entiende de vergüenza. La noche no se quiere caer del cielo, respira con destreza en una rara niebla. Ya me acostumbré a sus temblores, esos que no son de frío. Es un día amarillo, han fallado las advertencias. No encontraron el idioma inventado de su muerte. Una y dos veces me perdí. Una y tres veces me equivoqué. Dos y una vez reviviste. Tres y una vez hundiste tus pasos en el lodo.