lunes, 13 de septiembre de 2010

Cuasi-homenaje a Benedetti


He llegado a pensar que después de todo, la conciencia es simultáneamente nuestro cielo y nuestro infierno. El famoso juicio final lo llevamos aquí, en el pecho. Todas las noches sin ser conscientes de ello, enfrentamos un Juicio Final. Y es de acuerdo a su dictamen que podemos dormir tranquilos o revolcarnos en pesadillas. Ni Salomón, ni psicoanalista. Somos juez y parte, fiscal y defensor, qué más remedio. Si nosotros mismos no sabemos condernarnos o absolvernos ¿Quién será capaz de hacerlo? ¿Quién tiene tantos y tan recónditos elementos de juicio sobre nosotros mismos como nosotros mismos? ¿Acaso no sabemos, desde el inicio y sin la menor vacilación, cuando somos culpables y cuando inocentes?.

La borra del café, Mario Benedetti