miércoles, 7 de mayo de 2014

Cajas vacías

Sucede que al irnos, dejamos allá en la casa muchas cosas. Ninguno pudo volver a encontrar sus ganas de reír, de salir a la calle, ni siquiera podíamos recostarnos debajo de los árboles. Hemos revisado todas las cajas, hasta las ollas, pero no encontramos nada.
Aquel día se nos rompió el corazón varias veces, pero nadie pudo saberlo. Se nos hizo tan chiquitito que de suerte no alcanzó a desaparecer. 
Hay una parte de nosotros todavía allá, aferrándose a las hojas del parrón, a los nidos de los zorzales, a las escamas de los peces. Lo sabemos porque de repente nos quedamos mudos como viviendo en otra parte y nos da miedo apagar la luz.